Un pensamiento para nuestros queridos y fieles amigos que han fallecido.
Aunque ya no estés aquí, tú corazón vive en el mío, siempre te gustó estar a mi lado, y aún sigues acompañándome.
Cuando llego a casa, todavía me parece verte y escucharte, recibiéndome tan contento que mi alma se regocija enormemente.
Sin embargo, te extraño, te alejas muy rápido y quiero seguir tu imagen, no lo logro, pero decido esperarte como sé que tú me sigues esperando; porque a pesar de todo, seguimos juntos y esto, es algo que agradezco eternamente.
Todos los que hemos tenido una mascota entendemos lo fácil que es encariñarse con ellos y lo difícil que es desprenderse en el momento de su fallecimiento. Nos queda siempre el gusto de haberlos disfrutado, haberlos cuidado y de compartir nuestra vida con ellos. La afinidad entre seres de la misma especie es algo natural y esperado. Pero que existan lazos de afecto entre dos especies tan diferentes, es un milagro, un regalo de la naturaleza, un privilegio.
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